La cocina es una historia de amor y familia.
Esta historia inicia con un pequeño negocio en el que la familia de Diego Vaca vendía tamales, humitas y quimbolitos en la calle por necesidad hace 12 años hasta hoy poder tener un espacio que muestra un pedacito de Loja en la Capital.

Entre una combinación de tenacidad, esfuerzo y ganas de salir adelante Diego nos menciona que su objetivo siempre ha sido apoyar en el negocio familiar del cual forma parte desde los 15 años. Una amalgama de recetas tradicionales de sus abuelas, la adaptación e implementación de otras preparaciones y sus estudios universitarios han sido la combinación perfecta para que hoy, 12 años después, “El sabor Lojano de Lolita” sea ese lugar especial en el que se respira aires lojanos entre el ambiente y aromas de su comida.
La estructura y el diseño de su restaurante fue trabajado por toda la familia, desde la primera ventana hasta el último detalle fue coordinado por todos. Sus aperturas han sido siempre como una especie de cábala el día de la madre, es para ellos similar a una motivación tomar esta fecha como sus inicios desde la primera apertura hasta su reactivación después de la pandemia.

“Tenemos gente que nos compraba desde nuestro puesto en las calles” son frases que redundan dentro de una historia de completo éxito por su desarrollo y por haber podido pasar de un pequeño coche de humitas, tamales y quimbolitos al hermoso espacio que hoy poseen.
Repe lojano, la famosa cecina, fritada y sus especiales, el chivo al hueco cocido bajo tierra y la “Gallina Acuyada” son parte de las preparaciones que Diego ofrece junto a su familia desde su negocio. Él comenta que su abuela decidió patentar la receta de esta gallina aucuyada por tenerla dentro de su historia familiar por más de 50 años. Para el desarrollo de estos platillos este equipo consigue sus ingredientes desde la misma provincia de Loja, para mantener la tradición y el sabor es primordial obtener productos como el chivo de Zapotillo, el achiote, el plátano, el quesillo entre otros.

El ambiente, la música de fondo, su misma cocina que tuvimos la oportunidad de ver envuelven el lugar en una conjunción de detalles que producen la experiencia de sentirse en Loja durante la estadía de sus clientes.
Su comida transmite el aroma a familia, los condimentos que usan permiten que su comida sea completamente diferente a los platillos que podemos encontrar en cualquier restaurante, precisamente eso como producto diferenciador, produce que esta sazón sea difícil de replicar o encontrar en otros espacios que también ofrecen este tipo de comida.

Por mi parte es la primera vez que pruebo el repe con ingredientes lojanos y puedo decir que la sensación me llevó a querer probar un poco más de todo. Como en toda cocina tradicional, platos contundentes y la tradicional horchata son el estilo del lugar al cual le han puesto tanto cariño que uno se siente en casa con la comida de la abuelita.
La abuela Lolita debe estar orgullosa de la familia y el legado cultural que ha aportado a la sociedad.
