“Porque no todos los pasteleros nacieron gastrónomos”

Michelle Clavijo es una joven emprendedora, estudió ingeniería comercial en la Universidad Católica, porque como todos sabemos hace varios años la gastronomía no era una opción aceptable para hacer una carrera y era considerada más un hobbie, sin embargo Passion for Sugar lleva 10 años en el negocio de la pastelería,  inició solamente haciendo delivery, buscando cursos y autoeducándose sobre las últimas tendencias de este arte, eventualmente logró abrir su primer local y años después pudo pasarse a su local actual ubicado en el sector de la González Suarez, pero con la imposición de medidas restrictivas  por la pandemia a los tres meses tuvo que cerrar el local y seguir con su venta on line.

Passion for Sugar ya no es un pequeño emprendimiento, ahora es una empresa cuenta con más de 5 empleados, uno para cada área. Michelle se encarga de la parte creativa, el diseño de los postres y las recetas, su esposo se encarga de la administrativa y contable, juntos se han encargado de transformar a Passion for Sugar el establecimiento que es hoy.

Michelle es una mujer con mucha iniciativa y tiene una mente sin igual, entiende a sus clientes y las necesidades del nuevo mercado, es cuando me comenta que sus postres son bajos en azúcar, pero debo aclarar que no son sugar free sino que han rediseñado las recetas para utilizar una cantidad menor de azúcar y esto me atrapó, porque en el mercado los postres que se pueden encontrar son empalagosos a tal punto que, o tenemos una botella extra grande de agua a lado o simplemente no nos terminamos el postre y lo llevamos a casa, pero no en Passion fon Sugar, estos desserts han sido planeados para que te los termines, y me adelanto un poco a describirles la reseña de la experiencia que viví aquí, estos dulces son equilibrados y en cantidades adecuadas.

Y Ahora vamos con lo divertido, ¿están listos? Desde que encontré a Passion for Sugar en Instagram había soñado con su tres leches de pistacho, Michelle en persona lo trajo a mi mesa acompañado de un helado del mismo sabor, a primera vista los colores eran naturales, como deben ser para un postre, y al probar ¡Woow! Para empezar el bizcocho tenía la cantidad perfeta de líquido y aunque tenía una capa bastante alta de merengue tenía la cantidad perfecta de azúcar, al combinarlo con el helado de pistacho fue todo, la mezcla perfecta, sé que eran dos postres del mismo sabor sin embargo eran texturas diferentes, el helado tenía la textura de un mantecado, muy fino y claramente sin saborizantes artificiales, los sabores eran fieles, pero lo que mas me gustó es no necesite un litro de agua para poder terminarlo.

Michelle me sugiere su Red Velvet  y por supuesto no dudé confiar en su buen gusto, me trajo una cajita triangular de colores retro, me indica que ésta es la forma en la que envía sus productos en delivery, al abrir la caja me encuentro una cucharita de bambú y envuelto en papel de arroz amigable con el ambiente, un impecable trozo de pastel con relleno de queso crema, me encantó lo alto de la torta y que el relleno era abundante, como a mí me gusta, la traducción de red velvet es terciopelo rojo y le hizo justicia, el bizcocho era delicado y un poco amelcochado cuando lo masticabas y contrastaba con el sabor delicado de la crema, se sentía el sabor de la vainilla y como se deben imaginar no quedó ni una miga del sabroso bizcocho.

Para terminar, cada detalle del acogedor local es muy bien pensado, los colores, las luces de neón y la piedra natural realmente le dieron personalidad a la experiencia, me paseo por la vitrina y Michelle me comenta que muy pocas de las sub preparaciones para elaborar los postres son compradas, en su mayoría todo lo realizan ellos mismos por que pueden controlar el tipo de materia prima que utilizan y en pro de la calidad de sus productos. Salgo del local feliz, pensando que no volveré a probar otro postre que no haya salido de la maravillosa mente de Michelle y dentro de una caja de Passion for Sugar.