La guía Repsol es otro de los galardones que ubican lo mejor de la gastronomía en España con un objetivo similar al de los otros premios de la gastronomía, reconocer el trabajo de chefs en sus espacios que expongan lo mejor para la restauración.
Los evaluadores tratan de identificar “ese no se qué”, que vuelve tan especial a un espacio para que sea reconocido y recomendado por sus comensales. A estos se los denomina “Soletes”, esta guía tiene su propia explicación que te la dejamos para que la entiendas mejor.
La pregunta es, ¿Qué tienen que ver estos galardones con Ecuador?
La respuesta es mucho, la última semana el debate se abrió en redes sociales con gente del gremio y ajena a la gastronomía que exponía sus puntos sobre los beneficios o los disgustos que genera pertenecer a una lista o algún tipo de reconocimiento. Mientras todos se centran en el debate me permití conversar con Miguel Ángel Méndez hijo, gastro manager del Mercado de los Mostenses en España quien junto a su padre, han sido reconocidos con el anteriormente mencionado solete de este año con Asadero Miguel Ángel.

Con una cocina que aún no pruebo, pero investigando y consultando a quienes ya lo hicieron, resaltan como una de las mejores representaciones de comida ecuatoriana en su sector, este equipo de trabajo han logrado convertir su espacio en la cercanía más natural al Ecuador desde su zona.
«Se trata de una cocina de supervivencia, aquella cocina que nace por la necesidad de cubrir la nostalgia de una gran comunidad migrante de ecuatorianos pero, que gracias al espacio en el que nos encontramos: el mercado más antiguo de la capital, ha conseguido abrir puertas a un nuevo comensal, el europeo. La pureza de la cocina ecuatoriana tiene mucho que contar, y los inspectores de la guía han captado el mensaje, dándole valor a una propuesta que lleva conviviendo en el mercado casi 20 años, y por fin se fijan en ella», menciona Miguel.


Sus primeros clientes fueron la gente migrante que tuvo que viajar hasta España por los problemas político-económicos que vivía el país a finales de los 90´s. Ellos han sido parte del avance socio-cultural que viven dentro del ejercicio alimentario al reconocer su responsabilidad como embajadores de los sabores que llevaron y tuvieron la oportunidad de compartir a su nueva comunidad.
Es la primera vez en la historia que platos como la guatita o el bolón son valorados por quienes entregan dicha mención y consideran la cultura gastronómica ecuatoriana digna de ser reconocida con este mérito como resultado del esfuerzo que vienen realizando durante 15 años para que se logré que la cocina ecuatoriana sea reconocida con un solete.
Ambos cocineros, padre e hijo, tienen la visión de compartir su espacio con más cocineros ecuatorianos que quieran ser parte de este aporte a la cultura gastronómica aquí y allá, y que sí, ES UN APORTE.

Es importante mencionar que Ecuador y sus cocineros “no viven” de los premios y las nominaciones locales y mundiales, pero que TODO es un aporte y una exposición mediática que permite llegar a mucha más gente, seguir generando y aportando.
Siempre será un gusto saber que la sal prieta trasciende fronteras y gusta a otros paladares, quienes los visiten antes de yo hacerlo, por favor me cuentan.

